Historias
de Peyoteburgo es una
caricaturización
de los pensamientos y actitudes
del hombre urbano. El fenómeno
de las ciudades modernas será uno
de los determinantes del camino
futuro de la humanidad. Las comunicaciones
globales, las facilidades para
adquirir información ajena
a la subjetividad: la comodidad,
el anonimato obligado, todo tiende
a desindividualizar al ser humano,
y a formar cánones de
pensamiento comunes, como las
matrices de las que salen los
libros, todos iguales.
Peyoteburgo es una ciudad donde
el hombre ha rechazado los
mandatos de lo racional y se
guía por lo que intuye o escucha; donde el tiempo no responde a la
rutina. Es una ciudad que se manifiesta sólo en sueños, en lo fantástico
de cada ser. Es, sin duda, una broma o burla de ese sistema de vida que transforma
a los hombres en seres propensos al estrés, las obligaciones y las repeticiones.
La forma más sana de reflexión sobre el tono sagrado que la humanidad
da a lo que inventa para vivir ha sido siempre la risa. Peyoteburgo es, entonces,
una ciudad para reír.
Daniel Félix representa la voz de una generación que vive la paradoja
de un mundo en el que el hombre busca la identidad perdida entre la sobreabundancia
de producción material y el vacío del sentido último de
la vida. Y nos plantea el reto de encontrarla más allá de la razón
y la lógica formal. |