La
moneda ecuatoriana a través de los
tiempos
Melvin Hoyos Galarza
Ensayo
Primera Edición, 1998
174 págs.
Se
trata de un trabajo numismático,
muy rico en información y, por
lo demás muy bello, porque trae
en cada una de sus páginas evidencia
gráfica de las monedas que circularon
en nuestra tierra, cuando la patria
ecuatoriana era aún apenas una
pequeña porción del inmenso
imperio español, ese que alguna
vez desplegó sus fronteras de
septentrión a meridión
hasta dominar la mayor parte del mundo
civilizado.
De un siglo a otro, y a veces, mucho
menos, de un día para otro,
nuestra economía y finanza han
experimentado variaciones radicales
y parejamente a ellas, el tamaño,
el color y el valor de nuestras monedas,
han sufrido cambios determinantes.
Aún después virtualmente
concluido el período colonial
se hablaba entre nosotros, con holgura,
de oro que refulgía en nuestras
monedas. Más adelante, con menos
soberbia, de otro metal noble: la plata
jactándose de poseerla; después,
todo ha variado, como han variado la
naturaleza y sesgo de muchos hechos
y circunstancias.
Fue entonces cuando la moneda se acuñaba
en cobre. Luego, en cuproniquel. Más
adelante en niquel; hasta llegar al
uso de aleaciones bastardas, todo ello
dentro del marco cambiante y ocasionalmente
angustioso de nuestra historia, que
ha pasado con relativa facilidad de épocas
de esplendidez y de bonanza a capítulos
menos fáciles de escribir y
más difíciles de sobrellevar
y de vivir.
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