Una
cacería de venados u osos,
como la que refiere este relato,
con su contenido audaz y primitivo,
en esa época de la Segunda
Guerra Mundial, no era algo que
no estuviera de acuerdo con los
acontecimientos que ocurrían
entonces, todo lo contrario, era
una costumbre aceptada y arraigada
en el campo, especialmente, y aplaudida
por los amigos y familiares de
la ciudad, quienes encontraban
en esas prácticas una demostración
de hombría y aventura. |